La Prensa
El Periódico Latinoamericano
de New Orleans
Desenterrando Misterios
ARTE EN BASE A LA CIENCIA:
UNA NUEVA
FORMA DE INTERPRETAR
OBRAS DE LOS ANTEPASADOS
Por Katherine Hart
Todo comenzó con los
aztecas. Charles William Johnson era un profesor de sociología
de la Universidad Nacional de México cuando se dio cuenta
de las similitudes entre el calendario y las pirámides aztecas.
"Lo que me dejó
atónito al mirar las pirámides y al mirar el Calendario
Azteca es que las proporciones son las mismas", recuerda Johnson.
El calendario redondo y las enormes construcciones piramidales aztecas,
él notó, muestran los mismos modelos geométricos.
Eso ocurrió hace 10 años.
Johnson conoce la fecha exacta porque fue el comienzo de una odisea
intelectual.
Dejando su carrera universitaria
de 22 años y su hogar en México, él volvió
a su tierra: Nueva Orleans. Continuando el trabajo que empezó
en México, él ha producido un vasto análisis
relacionado a las obras de arte creadas hace varios milenios. Su
trabajo ha cruzado no sólo el tiempo sino también
los continentes y ha explorado cada campo de estudio desde la lingüística
a la química y física.
Johnson, quien tiene títulos
de estudios latinoamericanos y estudios orientales de universidades
mexicanas, ha estado investigando los posibles sistemas de cálculo
empleados por los mesoamericanos y los antiguos egipcios. Demostrar
las bases matemáticas de las obras de arte del pasado ayudará
a revelar las relaciones geométricas que se encuentran en
las obras, sostiene.
"Estoy sacando a la luz
el diseño detrás del diseño", expresa
Johnson, sentado en un sofá y rodeado de libros en su departamento
de Harahan. "Mi tesis es que los diseños surgieron de
la matemática y la geometría".
Él tiene dos páginas
en la Internet que atraen a cerca de 1,500 personas por día.
Con la instalación de una nueva página cibernética
en febrero, él planea comenzar a publicar su análisis
de la geometría en las obras de arte antiguas.
Johnson ha esperado 10 años
para dar a conocer al público sus teorías sobre la
geometría de los antepasados, tiempo que él ha pasado
explorando cómo las culturas antiguas calculaban el tiempo
y el espacio. A través de su trabajo, él ha tratado
de buscar intensamente cómo los antepasados le daban sentido
al mundo que los rodeaba. "Yo no quería poner las palabras
en sus bocas", él dice.
La misteriosa cultura de los
mesoamericanos ha fascinado a eruditos y observadores. Cuando los
arqueólogos y otros estudian las construcciones, jeroglíficos
y artefactos que esta gente dejó, ellos también buscan
explicaciones sobre lo que los mesoamericanos creían o cómo
vivían.
Johnson dice que él trata
de evitar imponer su propia interpretación sobre los aztecas,
mayas, y otras culturas. El peligro, comenta, está en explicar
las culturas antiguas en base del conocimiento y valores contemporáneos.
"Necesitamos verlos de
diferente forma y ver lo que ellos quieren decirnos, no lo que nosotros
queremos ver", expresa. "Tenemos que dejar de mirar el
pasado como algo que no tiene que ver con nosotros. Nosotros hemos
venido de ellos. Provenimos de gente que era muy conocedora".
Algunos admiradores de los mesoamericanos
especulan que ellos se encontraban en un plano espiritual más
elevado, dice Johnson, mientras otros los ven como primitivos. Él
mira a los antepasados simplemente como gente inteligente que conocía
la matemática y que disfrutaba creando rompecabezas complejos.
Johnson es un matemático
autodidacta. De raíces mexicanas por su lado materno, él
comenzó sus estudios universitarios en México cuando
era adolescente. Mientras visitaba a sus parientes allá,
él recibió una beca, decidió quedarse y pasó
las tres décadas siguientes en universidades mexicanas.
Hasta 1993, él trabajó
como investigador en el Instituto de Investigación Social
de la Universidad Nacional de México y enseñó
sociología en la Facultad de Ciencias Sociales y Políticas
de la misma institución.
En Nueva Orleans, él
trabaja como intérprete bilingüe, traductor, y hace
trabajo de oficina que, según él, le deja la mente
libre para pensar. Mayormente, él se dedica al estudio de
la lógica de los números y los sistemas de cálculo
antiguos.
Las fórmulas matemáticas
que él ha descubierto están relacionadas a las fuerzas
de la naturaleza. El movimiento del sol, por ejemplo, se refleja
en la selección y patrones de los números, según
sus escritos.
Él también ha
encontrado una relación entre los mesoamericanos y los antiguos
egipcios, no sólo en las construcciones piramidales sino
también en la matemática y lenguajes que usaron. En
algunos casos, los lenguajes tenían palabras similares para
expresar las mismas ideas. Los mayas llamaron Kakh a la tormenta,
mientras que los egipcios le decían kkakha-t, por
ejemplo, Y ambos usaban el calendario de 360 días.
"Pienso que no hay forma
que la Interrelación de todos estos números sea una
casualidad. Los números egipcios encajan perfectamente en
el sistema maya", afirma. Él no tiene una explicación
con respecto a las similitudes, excepto que debió haber habido
comunicación entre las dos culturas.
Las obras de los antepasados
tenían significados múltiples, supone. El centro del
Calendario Azteca pudiera representar un símbolo religioso,
una forma geométrica, una ecuación matemática
y una expresión artística. "Es como si las obras
de los antepasados estuvieran diseñadas como microchips,
guardando una cantidad infinita de información", dice.
Johnson detalla sus teorías
en sus dos páginas de la Internet. Una (www.earthmatrix.com)
contiene sus ensayos sobre la base matemática de los diseños
geométricos en las obras antiguas. La otra (www.the-periodic-table.com)
abarca otra área de sus estudios; una nueva tabla periódica
de elementos químicos que se deriva de su investigación
sobre la cultura maya.
Su tabla, basada en el sistema
de cálculo antiguo, está llamando la atención
de la comunidad científica. Sustentado en sus estudios de
los sistemas numéricos antiguos, Johnson reconceptualizó
la tabla periódica –que está en uso desde hace unos
130 años y que organiza a los elementos químicos de
acuerdo a su número atómico- en lo que él denomina
schemata.
"La tabla periódica
[tradicional] siempre me molestó", dice. "La miraba
y me preguntaba: ¿por qué no tener un sistema numérico
secuencial?"
Él aplicó el método
de contar maya a la tabla periódica y vio que era relevante
a la progresión de los elementos. Luego, coloreó las
imágenes a manera de codificarlas para revelar los patrones
entre los elementos.
"Muchos nuevos modelos
y submodelos de simetría están siendo revelados por
primera vez", escribe la editora de la revista científica
BELS Letter, Ann Morcos, sobre la tabla. "Por ejemplo, la ubicación
de los elementos 71 y 103 están clarificados con schemata.
Este es un avance significativo en el conocimiento; sin embargo,
es pequeño comparado con las otras numerosas relaciones que
revela schemata".
Por los dos últimos años,
Johnson ha presentado sus descubrimientos en la conferencia nacional
de químicos analíticos, llamada Pittcon, y él
ha sido invitado para dar una charla esta primavera en Orlando.
Sin embargo, la Internet es
el medio más importante para su trabajo. Éste no ha
sido publicado en revistas académicas y, según él,
cruza las fronteras tradicionales entre las disciplinas académicas.
La investigación de Johnson
lo ha llevado a creer que tales barreras son artificiales. "Lo
que podemos aprender de esto", dice, "es que todos somos
uno y que todo está relacionado".
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